El verano ya está aquí de pleno y es probablemente la estación del año en la que es más importante mantener la práctica. Esta época nos encanta por muchísimas razones: viajes, amigos, nos salimos de la rutina, pasamos tiempo en el exterior, vamos a la playa y vivimos un montón de aventuras. Todo eso es maravilloso, pero para cantidad de personas equivale a abandonarse a sí mismos y a generar un estrés que les hacer llegar a septiembre fatigados y con ganas enormes de que todo vuelva a la “normalidad”.

El yoga es una disciplina que, por sus características esenciales, contrarresta todos los efectos negativos del verano:

1 Equilibra la vertiginosa actividad exterior

¿Alguna vez has sentido que parecía que te hubieran metido los dedos en el enchufe de lo agitado/a que estabas, como si te hubieras tomado varios cafés de una sentada? Eso es lo que le sucede al sistema nervioso cuando nos pasamos todo el día de aquí para allá, volcados casi exclusivamente hacia fuera y el verano fomenta bastante esto. Cuando practicamos yoga, creamos momentos en los que podemos ir hacia dentro, conectarnos de nuevo con nosotros mismos y centrarnos. Un rato sobre la esterilla o sobre el cojín de meditación hace milagros en este aspecto y nos permitirá disfrutar mucho más de todo. 

2 Apacigua y calma contrarrestando los excesos

Durante el verano somos más gregarios, socializamos más y, si estamos en España, significa que probablemente tomemos unas copitas extra, comamos más allá de lo que necesita nuestro cuerpo, alteremos los horarios y que el caos vital se instaure en nuestros días. Esto afecta nuestro cuerpo, pero también nuestro sentir, así que una herramienta como el yoga, que nos permite recuperar la paz y la calma hace que podamos evaluar cada situación y que elijamos sabiamente cuándo pasarnos y cuándo no, de manera que, si nos excedemos, lo hagamos cuando queremos y no llevados por el divertido río de lo social.

3 Enfría y refresca el calor físico, mental y emocional

El poder del sol se encuentra en su apogeo y su fogosidad. Esto se siente tanto en el cuerpo como en la mente. La subida de temperaturas fatiga, desequilibra sistemas corporales como el cardiovascular o el digestivo (mucho más de lo que piensas!), además de que aumenta el fuego emocional volviéndonos más irritables o reactivos. Una secuencia saludable de yoga para el verano incluye posturas y ejercicios de respiración que refrescan y bajan esos grados de más.  

4 Aporta tiempo de verdadera calidad y de autocuidado

En verano tienes más tiempo y puedes invertirlo en el autocuidado, por eso siempre digo que estos meses son perfectos para instaurar actividades que nos lleven a recuperar la armonía que proporciona un estilo de vida en equilibrio con los ritmos de la naturaleza. Esa es precisamente una de las maravillas del yoga.

5 Te descansa y te recarga las pilas

El calor agota y merma nuestras fuerzas, es un hecho fisiológico. Si las personas de zonas cercanas al trópico producen o trabajan menos no se debe a que no quieren, sino a que no pueden. Prueba a vivir un año en un lugar donde haga mucho calor y lo experimentarás por ti mismo/a. El yoga integra diferentes tipos de prácticas que, en su conjunto, reparan, descansan y renuevan el cuerpomente en su totalidad, de manera que después de una sesión sientes que has recargado las pilas y que te has llenado de energía, que además sabrás gestionar y liberar lentamente a lo largo del día para no llegar exhausta/o a la noche.

Te animo muchísimo a que permitas que el yoga te ayude a no abandonarte durante el verano.

YOGA+, mi membresía online, estará funcionando ininterrumpidamente para que, estés donde estés, reconectes contigo misma/a, te cuides como te mereces y nunca, nunca te falte un OM.

Namaste

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