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X¿Os habéis dado cuenta de que no nos sentimos igual en un día soleado que en uno lluvioso? ¿De que las noches de luna llena no dormimos igual que las de luna nueva? Esto se debe a que nuestra realidad emocional es cambiante como el entorno. En tantra-yoga la esencia de las emociones se llama "rasa", palabra que curiosamente se usa también para hablar del sabor. Somos seres completos y felices solo cuando nos damos la libertad de fluir abiertamente con todas nuestras emociones.
Hace años leí sobre un experimento muy interesante. Cuando proyectamos un arco iris a través de un prisma, ¬†se crea un haz de luz blanca y pura saliendo por el otro lado (como en la portada de "The dark side of the moon").¬†Si recuerdo bien, el experimento consistía en hacerlo al revés: proyectar el haz de luz blanca pero habiéndole quitado previamente la vibración de uno de los colores.¬†Los científicos en cuestión querían ver si saldría un arco iris al que le faltase un color. El resultado fue negativo: para que el haz de luz blanca se descompusiera en un bonito arco iris necesitaba la vibración de todos y cada uno de sus colores.¬†
Del mismo modo, porque tenemos una experiencia humana debemos colorearla con todos los matices emocionales disponibles. El cielo no está siempre azul pero siempre es hermoso. ¬†El yoga nos enseña a vibrar con las diferentes rasas sin ahogarnos en ellas. Es posible elegir las emociones que queremos enaltecer, armonizarlas con las circunstancias y, a la vez, permitir que las menos deseadas pasen a través de nosotros sin perjudicar a nadie. El tantra-yogin es plenamente consciente de ser Luz, Sabiduría y Amor. Por ello puede involucrarse,¬†sin miedo a perderse,¬†en la alegría, el disgusto, la paz, el amor, la valentía o el enfado. Todo forma parte del mismo campo de consciencia inteligente. Cada una de esas emociones le añade color y riqueza a nuestras vidas. Una vez que las vivimos conscientemente podemos hacer las paces con nosotros mismos y bailar alegremente en las luces y en las sombras.
La imagen proviene de la portada de un libro fantástico de Peter Marchand,
The Yoga of the nine emotions