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XCon veintidós años mi padre tituló “Detrás del silencio” a su primera novela*.
Esa pequeña frase siempre me ha ayudado mucho a contemplar y me ha llevado a lugares maravillosos en mi propio camino interior.
Hoy que es San José, te doy las gracias por eso, papá.
La práctica del silencio meditativo es fundamental en el yoga y en la vida sana. Sin ella estamos perdidos. No podemos escuchar los mensajes profundos del cosmos, ni la canción interior. La vocecita de la conciencia resulta inaudible ya que queda callada bajo el ruido abrumador de la sociedad. Y nos desorientamos.
Por eso hoy comparto varias maneras de empezar a incorporarlo en el día a día:
1. En los trayectos de un lugar a otro ten el móvil apagado y guardado para no caer en la tentación de ponerte un vídeo o podcast.
2. Resiste la tendencia a encender la tele u otra pantalla. Muchos recurren a esto cuando se sienten solas/os en casa.
3. Todos los días dedica unos minutos a meditar en silencio y medita centrándote en la respiración.
4. Intenta “escuchar” más que hablar.
5. Alguna vez haz un ayuno de silencio. Si vives con otras personas o con familia, quizá un día es la medida justa. No hablar es una grandísima medicina para la mente.
6. Empieza a darte cuenta de que todo el rato estamos dialogando unos con otros, sin palabras, con gestos, posturas y con la energía que desprendemos.
Por otro lado, debido a que el silencio está tan poco valorado en nuestra cultura, hasta tal punto que se premia al que más dice, aunque lo que salga por su boca no sean sino mentiras o palabrería (gran parte de las campañas políticas se basa precisamente en eso) a muchos españoles les resulta hasta violento estar callados, pero se puede honrar el silencio sin ser descortés:
Antes de hablar…
1. Hazte las tres preguntas clave:
2. Respira tres veces o al menos ¡una!
3. No inicies conversaciones todo el rato y céntrate más en responder a las preguntas o al diálogo de los demás.
4. Cuando estés con otras personas dales atención, afecto y presencia, más que palabras. Se sentirán apreciados de una manera más profunda.
No hablar es una grandísima medicina para la mente y, cuando es algo habitual, el flujo inacabable de pensamientos se serena, encontramos el estado de calma con más facilidad y también recuperamos mucha energía que sale hacia fuera a través de las palabras. Además, el sistema nervioso está más relajado y esto tiene repercusiones muy positivas para la salud, entre otras cosas, dormimos mejor y tenemos menos problemas digestivos.
Disfruta mucho de tus silencios y se abrirán compuertas increíbles hacia el infinito.
¡Feliz Día del Padre a todos los padres, terrenales y celestiales!
Om Shanti
* pero no intentes buscarla porque mi padre era un absoluto rebelde y se negó rotundamente a trabajar con editoriales.