Muchas veces escribo con cierta voz de autoridad. Me estudio lo que te voy a contar, intento buscar un tema con relevancia terapéutica, leo y reviso el contenido con cuidado. Hoy no. Hoy he decidido simplemente ponerme delante de la pantalla y permitirme Ser en las palabras. Se debe a que esta tarde me senté en un café de Palma a esperar a mi hija, que se iba a retrasar un poco. La vida me ofreció uno de esos ratos deliciosos e inesperados en los que no se puede hacer nada más que Ser. ¬†No hay nada que hacer: ni trabajar, ni hablar, ni leer, ni ninguna cosa relacionada con yoga (ni con nada). Simplemente tenía que pararme y resulta que es entonces cuando uno aflora de verdad.

Un amigo y profesor que tuve hace años solía hablarnos¬†del yoga como la maestría ser tú mismo. A mí me encanta esa manera de verlo porque nos pasamos años en la vida esforzándonos para mejorar en cosas ajenas a quienes somos auténticamente. Para empezar, ¿Quién es ese "tú mismo"? La mayoría no tiene ni idea. Luego incluso se hace del yoga una competición interna. Se quiere conquistar una postura, llegar a meditar durante una hora, conseguir que los seres queridos vayan a clase. La gente se esfuerza en ser buenos, en comer lo que dice tal libro, en encontrar una pareja que haga yoga... Todo eso está muy bien cuando surge de los deseos profundos de tu alma, pero sospecho que muchas veces la motivación viene solo del exterior.

Yoga es ser tú, aquí mismo, en un estado de relajación profunda y amor incondicional hacia todo lo que ya eres. Puedes reconocer lo que has ido recogiendo de otros a través de los años, soltarlo y dejar que las respuestas nazcan de ti. Puedes enamorarte de ti mismo, no de una manera narcisista sino desde la humildad. Enamorarte de tu cuerpo por toda la belleza que te ayuda a manifestar, de tu mente por imaginar. Puedes darte permiso para sentir lo que sientas momento a momento, si es tristeza, pues tristeza, si es alegría pues alegría. Son emociones, partes de ti, pero no la esencia de tu Ser. Puedes tirar la toalla, dejarte fluir y ver que no pasa nada (probablemente seas más feliz). Puedes soltarte en el ahora y darte cuenta de tu perfección, de tu plenitud, de tu manera única y maravillosa de experimentar el mundo.

La misma Gracia que crea el reflejo de la luna llena en el mar te hizo tal y como eres. El Universo tuvo sus valiosísimas razones para crearte a ti. Respira, sonríe y ¡empieza a ser tú, eres un milagro!! OM SHANTI

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