Para que la Luz ilumine nuestra mente a veces hay que ayudarse del aspecto más salvaje del principio femenino divino porque hay demonios mentales que sólo pueden ser transformados con el mayor arrojo, fuerza y determinación. Existen patrones en el interior a los cuales debemos enfrentarnos con todas las armas, con el grito profundo de la fiereza de una guerrera ya que algunos aspectos del mal son ilimitados. Nos engañan, nos burlan, nublan nuestro discernimiento y hacen que nos perdamos en los bosques oscuros de los pensamientos, emociones y sentimientos dañinos.

En Tantra Yoga la diosa Chamunda personifica el aspecto más fiero de Kali al que me refiero hoy, que a su vez es el más bondadoso. Toma su nombre de los dos demonios, Chanda y Munda, a quienes derrotó durante la cruenta batalla del Devi Mahatmya, una importantísima epopeya de las tradiciones Shaktas del Tantra. Es representada con un cuerpo en la etapa de mujer sabia. Aparece como una anciana enjuta, pero al mismo tiempo muy potente. La expresión de su rostro muestra que no teme a nadie y que nada se interpondrá en su camino. De piel oscura o rojiza, lleva el pelo recogido en un moño alto y sus numerosos brazos sujetan las armas que le alcanzan la victoria. Cada una de ellas nos trae un mensaje sobre nuestras propias armas interiores. En algunas imágenes se ve un escorpión por encima de su ombligo, este es un símbolo del viaje hacia la oscuridad profunda y del renacer que lo acompañan.

Su apariencia amenazante y desagradable indica que nos encontramos ante un aspecto de lo femenino que no está apegado al mundo exterior y que nos lleva hacia la dimensión eterna e infinita del alma. Chamunda ya no está ligada a la vida material en la tierra y su rol primordial es el de poner fin al dominio que ciertos patrones energéticos de la mente tienen sobre nosotros para que podamos seguir adelante, verdaderamente libres.

Chamunda nos remueve hasta los huesos con la intención de que la Luz brille radiante en nuestras vidas. Hay que ser muy valiente para someterse a la transformación que ella trae, pero lo que viene después del proceso es el brillo puro del Ser.

aham prema

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