
Cuando te registres, recibirás un mensaje semanal sobre el estilo de vida yóguico.
XElige un momento del día y un espacio en el que puedas estar tranquilo. Enciende una vela y quema incienso para sacralizarlo.
Siéntate cómodo y lleva la atención a la respiración. Deja que relaje tu cuerpo y que calme tu mente. Al cabo de unos pocos minutos te sentirás presente.
Ahora coloca las palmas de las manos sobre tu corazón energético en el centro del pecho y con los ojos cerrados visualiza cómo desde el corazón se abre un espacio virtual grande y circular. Visualízate a ti mismo y a tus hijos. Si no eres madre o padre físicamente, visualiza a otros niños que pueda haber en tu vida. Estáis en círculo y vuestros cuerpos son ligeros, luminosos y de cada uno de vosotros se desprende una sensación de paz. El canal central que recorre vuestro cuerpo desde el cielo, pasando por la coronilla y bajando hasta el suelo pélvico y el centro de la Tierra está abierto, despierto y lleno de vida.
Existen otros canales de luz que os conectan los unos a los otros. Cuando hay problemas o conflictos en el día a día son muestras de bloqueos en esos canales. Permite que la energía alta que fluye por vosotros desbloquee y purifique los canales de Luz.
¬†Mírales a los ojos con amor y respira. Reconoce el Ser en cada uno de tus hijos y observa cómo se intensifica la luz del corazón y se eleva la vibración en el espacio sagrado y circular en el que estáis. Sigue respirando suavemente durante cinco o diez minutos más. Mándales amor y ábrete a recibir el suyo. Es como compartir un abrazo sutil de Amor incondicional, universal y libre.
Cuando sientas que es momento de volver, haz tres respiraciones profundas sintiendo tu cuerpo físico sobre la Tierra. Abre los ojos y con las manos en posición de oración canta OM una vez para cerrar la práctica.
Que los hijos siempre sientan nuestro amor y reconocimiento. Que eso les apoye en el desarrollo pleno de su ser en la Tierra y en la evolución transformadora de su alma.