E l mes dedicado a Shakti termina con una reflexión sobre cómo su presencia hace que¬†nuestras experiencias meditativas se vuelvan ricas, amenas, algo que disfrutamos y que esperamos con ansia cada día.

Hace unos meses me hicieron una entrevista en un periódico que fue titulada ‚ÄúMeditar no es dejar¬†la mente en blanco‚Äù. Es lo que mucha gente piensa de la meditación, pero esta idea errónea no trae consigo más que lucha y sufrimiento.

La corriente filosófica que sostiene mi enseñanza concibe todo como una manifestación del principio dinámico y creador del universo. Esto incluye cualquier pensamiento, emoción, visión o sensación que surge durante la meditación. Shakti, el principio femenino divino, nos habla en la sutileza de lo que sentimos a cada momento.

La meditación está llena de Shakti cuando‚Ķ

• Nos sentamos cómodos, sin forzarnos a estar en una posición rígida. Meditar sentados en una silla también es meditar. El único requisito es que el cuerpo esté suelto con la columna vertical en una postura que le de libertad a la respiración.
• Permanecemos totalmente abiertos a lo que cada meditación nos ofrece. No hay dos meditaciones iguales, cada una es única e irrepetible. Meditar es simplemente ser y en ese estado la creatividad fluye sin límites.
• Nos centramos en sentir la energía y le permitimos que nos guíe. Su pulsación será más perceptible en unas zonas que en otras, dependiendo de dónde necesite ella fluír. Deja que te lleve.
• Con reverencia hacia la respiración observamos cómo se expande y suaviza las aristas de nuestro cuerpo y mente.
• Tomamos una actitud amigable hacia la mente, sabiendo que es una pequeña parte de la totalidad de lo que somos.

Shakti es la energía maternal más amorosa y poderosa. Disuelve la dualidad, nos empuja hacia el crecimiento interno y llena nuestra vida de deleite. ¡Reverencia a ella también en la meditación!

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