Llega mi cumpleaños y la idea de pedir algo ¡me está causando ansiedad! No me apetece comprar nada, ni ir a ningún sitio. Me siento plena, sana, próspera, en paz e inmensamente agradecida. ¿Es esto normal o me he vuelto loca? Ya hace días que surge la conversación en casa sobre mi día especial y lo que se despierta de mi interior es gratitud por el regalo de la encarnación. A lo largo de este último año he crecido muchísimo y he disfrutado de experiencias fascinantes que me han llevado a sentirme aún más fusionada con la Consciencia Universal de la cual venimos todos. Mis canales cada vez están más abiertos y la energía que fluye a través de mí es más fina, suave y amorosa. En ocasiones, resulta tan potente que me conmueven los sentimientos de despertar y conexión. Los maestros del camino interior coinciden en decir que cuando te ves en un estado libre de deseo, vas por buen camino porque significa que fluyes con aceptación sincera y total a través de las cosas que la vida te trae en cada momento. Eres consciente de que todo lo que puedas necesitar viene de dentro y se va manifestando delante de ti en el momento preciso. Sin embargo, la vida brota del fuego del deseo, de modo que querer algo y visualizarlo hace que vayamos avanzando tanto interna como externamente. Así, aunque las estrellas hablan de que este va a ser un gran año para mí, uno de esos que se repiten pocas veces en la vida y aunque estoy tan feliz que de verdad no se puede pedir nada más, sí voy a formular un deseo: que mi presencia y mi vida apoyen el despertar de la Consciencia tanto individual como de la totalidad de los seres que co-creamos el cosmos. Gracias por ser parte de mi aventura terrena.

Se me olvidaba... ¡ celebremos con un gran pastel de chocolate!

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