O ften times I have nothing to say, I have always been great friends with silence. It might surprise those of you that know me in my teacher role, always having so much to tell. Silence holds one of the greatest mysteries in yoga and meditation. It opens wonderful doors to infinity. You are not thinking, not doing, not speaking, you just are in silence. Then you are invaded by a delicious state of presence. She says it all, your hopes and desires are not chattering anymore. Within this silence you dissolve and the deepest relaxation emerges.

There are silences that you experience alone, many. When I was a little girl I treasured them, today I do it even more. I remember being lying down for hours under the pine trees or on the flowery seventies carpet that covered my mom's living room. Quietness held me and I felt beyond time and space. There are shared silences, like those experienced with the loved one or the ones given by the tender breath of a baby while you have her in your arms. True silence can arise without looking for it, in unexpected places. It is not imposed, it is spontaneous. There is no voice telling you to be quiet because when it's imposed, it just becomes a gag repressing many things within yourself. True quietness simply happens.

The Summer months  offer us some free time. This year choose to create moments of silence. Go to the forest and sit quietly, lie down and watch the stars, melt among them. Surrender gently to your breath and you will enter the most beautiful inner space, silence.

Information about Expansive studies and teacher training 2014-2015  here.

M uchas veces no tengo nada que decir. Siempre he sido gran amiga del silencio, puede que os sorprenda a quienes me conocéis en mi faceta de profesora, siempre con tanto que contar. El silencio encierra uno de los grandes misterios del yoga y de la meditación. Abre maravillosas ventanas al infinito. No piensas, ni haces, ni hablas, solo eres en silencio. Entonces te invade un estado delicioso de presencia y ella lo dice todo, ya no parlotean tus anhelos, ni tus deseos. En el silencio te disuelves y brota la relajación más profunda.

Hay silencios que se viven en soledad, muchos. De niña los atesoraba, ahora incluso más. Recuerdo estar tumbada durante horas bajo los pinos o sobre la moqueta setentera de flores que tenía mi madre en el salón de casa. La quietud me sostenía y yo me sentía fuera del tiempo y del espacio. También los hay compartidos, como los vividos con el ser amado o los que te regala la tierna respiración de un bebé cuando lo meces en tus brazos. El auténtico silencio puede surgir sin buscarlo en lugares inesperados. No es impuesto sino espontáneo. No hay ninguna voz diciendo ‚Äúcállate‚Äù. Cuando es impuesto, no es más que una mordaza superficial que reprime muchas cosas de tu ser. La quietud verdadera implemente sucede.

Los meses de verano nos ofrecen tiempo libre. Aprovéchalos para crear momentos de silencio. Ve solo a sentarte tranquilamente en el bosque, túmbate a contemplar las estrellas y disuélvete entre ellas. Ríndete suavemente a la respiración y te adentrarás en el más hermoso espacio interior, el silencio.

Información sobre la formación de profesores 2014/2015¬†aquí. Síííí!!!

Compartir